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‘Pedalear e conversar’, la iniciativa que ayuda a romper el aislamiento y la soledad de los sénior

M.S. / EM 10-05-2024

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‘Pedalear e conversar’ es una iniciativa que nació en 2021, de la mano de Afundación –la Obra Social de Abanca–, que gira en torno al acompañamiento de personas mayores a través del voluntariado. “Pusimos en marcha este programa tras el confinamiento”, expone a entremayores Marta Bouza, coordinadora de ‘Pedalear e conversar’. “En ese momento, conocimos la experiencia del movimiento internacional ‘En bici sin edad’ y nos decidimos a ponerla en marcha con este otro nombre. Nos atrajo su propósito y la forma de llevarlo a cabo: un programa de voluntariado, cuyo objetivo es que personas mayores con movilidad reducida  puedan disfrutar de una experiencia gratificante conversando, compartiendo historias y momentos agradables, visitando distintos lugares en un triciclo eléctrico, sintiendo el viento en la cara”, añade.

A raíz de una experiencia personal en Copenhague, Ole Kassow, promotor del movimiento internacional ‘En bici sin edad’, se dio cuenta, al pasar por delante de un centro de personas mayores, de que el uso de la bicicleta podría serle imposible, llegada una edad. Así, Kassow se resolvió a defender el derecho “de sentir el viento en la cara” sin importar las limitaciones de edad.

Combatir la soledad y el aislamiento social, potenciar las relaciones de los sénior con otras personas de su comunidad local y de otras edades, y que disfruten de los espacios públicos de la ciudad, son los principales objetivos de esta iniciativa que, desde 2022, ya suma 632 paseos con 1012 personas, en los que se han recorrido 6627 kilómetros con una dedicación de 2528 horas por parte de las personas voluntarias.

Como detallan desde Afundación, el voluntariado se basa en unos principios que hacen la actividad idónea para todas las personas que quieran participar en una actividad solidaria y favorecer el buen trato a las personas mayores: generosidad, circular despacio, un mundo de historias por escuchar, crear nuevas amistades, y relacionarnos sin fronteras de edad.

Serafín Mourelle, de 65 años, es uno de esos voluntarios, que explica que le pareció “una actividad muy novedosa, más que nada por el uso de triciclos para el paseo de personas mayores y poder charlar con ellas mientras disfrutamos de un paseo relajado, disfrutando del tránsito y del paisaje cambiante”. En ello coincide la coordinadora del programa, que destaca del mismo que “aporta momentos de conexión, de diversión, de disfrute, de compartir, no solo con las personas voluntarias, sino también con las otras personas participantes, ya que siempre se sale como mínimo con dos triciclos”. 

Para formar parte de ‘Pedalear e conversar’ como voluntario, Bouza explica que desde Afundación imparten un curso de formación de tres horas de duración que consta de dos partes: “una parte teórica, en la que se les explican los objetivos del programa, su funcionamiento y principios de buen trato a las personas mayores; y una parte práctica, sobre conducción segura y responsable del triciclo. Posteriormente realizan prácticas, cuyo número varía según su destreza. Una vez superan las prácticas, empiezan los paseos con las personas mayores, siempre en parejas y acompañados de una persona responsable del programa”. 

“Lo más gratificante es poder charlar con las personas usuarias y lo agradecidas que se muestran. Y en verdad, es recíproco el sentimiento”, revela Serafín Mourelle.

UNA EXPERIENCIA POSITIVA
Acompañados siempre por miembros del equipo del Área de Envejecimiento Activo de Afundación, los sénior de Galicia que se han sumado a esta han manifestado lo positivo de estos recorridos. 

Genoveva V.G., de 81 años, asegura que en un principio estaba “un poco indecisa sobre participar en el programa, ya que no estaba seguro de qué esperar y tenía dudas sobre si me sentiría cómoda. Sin embargo, consiguió convencerme la directora del centro de día Frama y decidí animarme”. Y es que el papel de las entidades colaboradores, como enlace entre los propios participantes y el programa, es clave para el éxito que cosecha ‘Pedalear e conversar’.

Desde los centros de día Frama explican a este periódico que su papel es multifacético y se centra en asegurar una experiencia positiva y enriquecedora para todos los participantes. “Tres aspectos clave que tenemos en cuenta antes y después de la actividad son la adaptación a las necesidades y preferencias de los participantes–antes de iniciar la actividad, realizamos un análisis detallado de las necesidades, intereses y capacidades de los adultos mayores que van a participar, como conocer sus antecedentes médicos, preferencias en cuanto a actividades recreativas, niveles de movilidad y comodidad; observación y evaluación durante la actividad –durante la actividad, en la que siempre van acompañados por personal de nuestros centros de día, mantenemos una estrecha observación de cómo responden los participantes y cómo interactúan entre sí. Observamos su nivel de participación, su grado de disfrute y cualquier necesidad especial que pueda surgir. Esto nos permite ajustar la dinámica de la actividad sobre la marcha para garantizar que todos se sientan cómodos y comprometidos. Además, sacamos fotografías y vídeos, tomamos nota de los momentos destacados y de las áreas que pueden necesitar mejorar para futuras sesiones–; y evaluación post-actividad y retroalimentación. Después de cada actividad, realizamos una evaluación exhaustiva para comprender cómo ha repercutido en los participantes. Recopilamos comentarios directos de los mayores, así como de sus cuidadores o familiares si es necesario. Analizamos la retroalimentación y reflexionamos sobre los aspectos que funcionaron bien y aquellos que podrían mejorarse en un futuro”.

En este sentido, Genoveva destaca que lo que más le ha gustado es “la vida que hay en las calles. He visto nuevas tiendas, cafeterías y mucha gente. Me ha sorprendido ver cómo han cambiado algunos lugares que solían ser familiares para mí, pero también me ha alegrado ver que otros siguen estando igual que lo que yo recordaba. Además, me ha encantado el trato de los voluntarios que nos llevaron en las bicicletas, escuchar sus historias sobre la ciudad”. 

Lo que sí se ha demostrado después de estos casi 7.000 kilómetros es el impacto positivo que esta actividad tiene en las personas mayores y, desde los centros de día Frama resaltan dos. En primer lugar, señalan una mejora de la salud física y mental. “Mejora la salud cardiovascular, la movilidad articular y la función cognitiva al obligarles a desplazarse para acudir al programa y aprovechamos el momento para pasear por nuestra maravillosa ciudad. Además, al interactuar socialmente y romper su rutina diaria, los adultos mayores pueden experimentar una reducción del estrés, la ansiedad y la depresión, promoviendo así una mejor salud mental”, aseguran los profesionales de este centro.

En otro plano hacen referencia a un fortalecimiento del sentido de pertenencia y comunidad: “Conectarse con otros miembros de la comunidad concretamente con los voluntarios que los acompañan durante los paseos y establecen relaciones significativas. Esta interacción social contribuye a combatir la soledad y el aislamiento, problemas comunes entre la población de edad avanzada. Al participar en actividades grupales los adultos mayores se sienten valorados, apoyados y que forman parte de una comunidad activa y acogedora”, explican desde Frama.

La interacción intergeneracional de este programa, añaden, “puede mejorar la salud emocional de los mayores y estimular su mente. Al conectarse con personas más jóvenes, encuentran propósito y relevancia en la sociedad, lo que eleva su autoestima y confianza. Además, interactuar con el grupo de voluntariado fomentan el intercambio de ideas, experiencias y conocimientos. Participar en conversaciones y actividades con diferentes generaciones estimula el cerebro de los mayores, desafiándolos a pensar de manera creativa y a aprender cosas nuevas trabajando de esta manera áreas cognitivas como la atención y concentración”.

Finalmente, desde Frama hacen hincapié en que otra de las áreas en las que trabajan es la reminiscencia, ya que la mayoría de los participantes siempre han vivido en esa ciudad y en esos recorridos rememoran recuerdos agradables relacionados con las zonas que se visitan.


>> Para formar parte del equipo de voluntariado de ‘Pedalear e conversar’ en A Coruña, Pontevedra o Vigo, se puede cubre el formulario de solicitud disponible en la página web de Afundación.


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